viernes, 6 de septiembre de 2013

VELO DE LA MUJER CRISTIANA

El velo de la mujer cristiana

El velo de la mujer cristiana

La historia de la iglesia primitiva da testimonio que las mujeres cristianas de entonces llevaban el velo. Tertuliano, un líder de la iglesia que vivió en los años 160–222 d.c. escribe que no sólo las mujeres casadas, sino también las vírgenes usaban el velo en las iglesias que fueron establecidas en la época apostólica. Otro líder cristiano de la antigüedad, Crisóstomo, testifica que en su época también todas lo llevaban. En las catacumbas [Un conjunto de pasillos y cuartos subterráneos debajo de Roma donde se escondían los cristianos durante tiempos de persecución.] se pueden ver muchos dibujos en las paredes hechos por los cristianos de los primeros siglos. En esos dibujos las mujeres tienen la cabeza cubierta con un velo.
El velo de la iglesia primitiva
otro velo de la iglesia primitiva
---Ejemplos del tipo de velo usado por las cristianas primitivas ---
No sólo en los primeros siglos, sino a través de la historia muchas iglesias han enseñado y practicado que la mujer debe cubrirse. Pero en estos tiempos modernos casi todas las iglesias han desechado este mandamiento junto con muchas otras enseñanzas bíblicas.
¿Ha cambiado Dios su palabra? ¿Acaso tienen razón los que no practican este mandamiento bíblico en sus congregaciones?
Consideremos lo que dice la Biblia, citando de 1 Corintios 11.2–16:
"(2) Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. (3) Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. (4) Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. (5) Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. (6) Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. (7) Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. (8) Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, (9) y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. (10) Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. (11) Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; (12) porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. (13) Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (14) La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? (15) Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. (16) Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios."



El velo de la mujer cristiana

La historia de la iglesia primitiva da testimonio que las mujeres cristianas de entonces llevaban el velo. Tertuliano, un líder de la iglesia que vivió en los años 160–222 d.c. escribe que no sólo las mujeres casadas, sino también las vírgenes usaban el velo en las iglesias que fueron establecidas en la época apostólica. Otro líder cristiano de la antigüedad, Crisóstomo, testifica que en su época también todas lo llevaban. En las catacumbas [Un conjunto de pasillos y cuartos subterráneos debajo de Roma donde se escondían los cristianos durante tiempos de persecución.] se pueden ver muchos dibujos en las paredes hechos por los cristianos de los primeros siglos. En esos dibujos las mujeres tienen la cabeza cubierta con un velo.
El velo de la iglesia primitiva
otro velo de la iglesia primitiva
---Ejemplos del tipo de velo usado por las cristianas primitivas ---
No sólo en los primeros siglos, sino a través de la historia muchas iglesias han enseñado y practicado que la mujer debe cubrirse. Pero en estos tiempos modernos casi todas las iglesias han desechado este mandamiento junto con muchas otras enseñanzas bíblicas.
¿Ha cambiado Dios su palabra? ¿Acaso tienen razón los que no practican este mandamiento bíblico en sus congregaciones?
Consideremos lo que dice la Biblia, citando de 1 Corintios 11.2–16:
"(2) Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. (3) Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. (4) Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. (5) Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. (6) Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. (7) Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. (8) Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, (9) y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. (10) Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. (11) Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; (12) porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. (13) Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (14) La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? (15) Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. (16) Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios."


El orden de autoridad

(versículo 3)

Dios ama el orden.1 Por esto ha establecido el orden que debemos seguir en la iglesia. Cuando nosotros nos salimos de este orden nos rebelamos contra él. A partir de ese momento Dios nos quita el derecho de llamarnos cristianos.2
Recuerde que 1 Corintios 11 trata con el orden de autoridad en la iglesia. Cristo, como cabeza de la iglesia, es cabeza de todos los miembros, tanto del varón como de la mujer. Gálatas 3.28 dice: "No hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". En cuanto a la salvación y los privilegios en Cristo no existe diferencia entre el hombre y la mujer. Son iguales.
Pero en cuanto a la administración en la iglesia, Cristo la dirige por medio de los varones llenos del Espíritu Santo (1 Timoteo 2.11–12). Por esta razón en 1 Corintios 11.3 se habla del orden administrativo diciendo: "Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer". Ahora completamos el dibujo de esta manera:
En la administración de la iglesia la mujer cristiana se sujeta al hombre.5 Ella debe obedecer a los pastores y sujetarse a la voz de todos los hombres en la iglesia. Esta sujeción no significa una sujeción de esclavitud ni de explotación. Tampoco indica que la mujer es de menos importancia que el varón. Esto se relaciona solamente con la función administrativa de la mujer dentro de la iglesia y no tiene que ver con su valor e importancia dentro de la congregación. "Reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor" (1 Corintios 14.37). Obedecer a Dios trae orden y armonía.
La mujer cristiana sí tiene un ministerio que cumplir. Ella también tiene dones espirituales que ejercer en el reino de Dios. En la iglesia primitiva vemos que muchas mujeres ejercían sus dones ayudando grandemente en la obra.6 Pero siempre lo hacían según este orden bíblico, no participando en la administración de la iglesia. Las mujeres no ejercían autoridad sobre los hombres.
Aunque Dios ha puesto una distinción clara entre el hombre y la mujer, los dos se necesitan el uno al otro. Los versículos 11–12 ilustran perfectamente esta interdependencia. La primera mujer fue creada de una costilla del primer hombre. Pero ahora cada hombre nace de una mujer. El hombre y la mujer dependen el uno del otro. Las mujeres necesitan de los hombres en cuanto a sus cualidades de fuerza y liderazgo. Los hombres necesitan de las mujeres a causa de su gentileza y virtud. Sin embargo, como dice la última frase del versículo 12, "todo procede de Dios". ¡Qué ilustración más perfecta de armonía e intercambio!
Sabemos que el plan de Dios es perfecto. Encontramos la mayor felicidad y utilidad en nuestro servicio cristiano si todos nos sujetamos a su voluntad y funcionamos en el lugar donde él nos pone. Pero cuando desobedecemos su voluntad nos convertimos en rebeldes.


El símbolo de autoridad

(versículos 4–7)

Habiendo enseñado el orden de autoridad en la iglesia cristiana el apóstol Pablo prosigue a enseñar con el uso de un símbolo para representar este orden.
En el Nuevo Testamento Dios ha establecido varios símbolos que tienen significados espirituales, tales como el bautismo y la santa cena. Cada uno simboliza una parte de la vida cristiana. Estos símbolos no tienen valor a menos que vayan acompañados de la experiencia espiritual que simbolizan.
En las funciones espirituales de orar (comunicarse con Dios) y profetizar (comunicarse con las personas acerca de Dios), el varón no debe cubrirse la cabeza. Cristo, siendo la cabeza (o autoridad) del hombre, es invisible. La cabeza descubierta del hombre simboliza la autoridad que Dios le ha dado sobre todas las cosas visibles. Cuando el hombre ejerce esta autoridad de forma apropiada glorifica al Creador. De esta manera su cabeza descubierta refleja la gloria de Cristo.
Si el hombre cristiano se cubre su cabeza con algún cubrimiento que tenga una apariencia religiosa entonces estaría declarando que él no desea ejercer la autoridad dada por Dios. De esa manera él estaría afrentando (deshonrando) a Cristo. La cabeza descubierta y el cabello bien cortado declaran que el hombre cristiano es varonil y que está dispuesto a aceptar sus responsabilidades en la iglesia.
La mujer que ora y profetiza debe reconocer la autoridad del hombre al cubrirse la cabeza con un velo. Dios formó a la mujer del hombre y para el hombre.7 Cuando la mujer cubre su cabeza muestra que se sujeta al hombre y que está en armonía con el plan de Dios para ella. Esto le da a ella autoridad para orar y profetizar. Pero como ya hemos visto, su derecho de profetizar no incluye enseñar a los hombres ni ejercer autoridad en la congregación (1 Timoteo 2.11–12; 1 Corintios 14.34–35).
La mujer cristiana que se quita o no se pone el velo como cubrimiento cristiano y mandamiento de Dios declara abiertamente que no quiere sujetarse a su cabeza (el hombre) ni aceptar el plan de Dios para ella. Ella demuestra que desea ejercer dominio sobre el hombre y de esta manera rechaza el lugar que Dios le ha dado. Lo cierto es que esto constituye una rebelión contra Dios, porque Dios es quien le ha dado al hombre la autoridad sobre ella. Es por ello que para la mujer rebelde que no quiera arrepentirse le corresponde completar su vergüenza, cortándose el cabello o rapándose completamente.


Tres evidencias para el velo como cubrimiento cristiano

(versículos 8–15)

En el versículo 3 el apóstol Pablo establece la base fundamental para su argumento. Luego en los versículos 4–7 enseña que esa base exige que la mujer cubra su cabeza, pero que el hombre la descubra. Ahora el apóstol apela a tres evidencias que comprueban su argumento:
1. La evidencia de la creación (vv. 8–9). La enseñanza de este mandamiento bíblico tiene sus raíces desde el mismo acto de la creación. Dios creó al hombre y a la mujer con propósitos distintos, para que cumplieran papeles distintos.8 Por esto creó a Adán primero y le encargó que tuviera señorío sobre toda la creación.9 Luego dijo Dios: "Le haré ayuda idónea para él" (Génesis 2.18). Entonces Dios tomó una de las costillas del hombre y con ella creó a la mujer. "Por lo cual", dice la Biblia, "la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza" (1 Corintios 11.10).
¡Qué vergonzoso es cuando esta distinción entre el hombre y la mujer se confunde! Hoy en día muchas mujeres se visten como los hombres, no se cubren, y se cortan el cabello. Muchas de ellas tienen las mismas responsabilidades que los hombres en el hogar, el trabajo, la política, y la sociedad. De la misma manera existen hombres que, debido a la moda y a la flaqueza de su carácter, se dejan crecer el cabello y se embellecen usando ropa, joyas, y perfumes que sugieren un toque femenino. Muchos de estos hombres no ejecutan sus responsabilidades de ser líderes en lo moral y lo espiritual. Tales hombres afrentan (o deshonran) a Dios, el Creador.10
2. La evidencia de los ángeles (v. 10). Aun estos seres creados por Dios para cuidar y servir a sus hijos11 toman en cuenta la sujeción de la mujer cristiana. Ellos mismos se sujetan a Dios. De otra manera, perderían su lugar en el cielo.12 Los ángeles de Dios se complacen en la sujeción gozosa de la mujer cristiana, que se manifiesta por medio de su obediencia al cubrirse con un velo. Cuando la mujer lleva esta señal de autoridad, goza de la presencia y la protección de los ángeles.
3. La evidencia de la naturaleza (vv. 13–15). De acuerdo a la importancia de esta evidencia nosotros podemos ver la necesidad del velo. Apelando a la conciencia del lector, el apóstol Pablo hace esta pregunta: "¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?" Por supuesto que no. Aquí en estos versículos se nos instruye que la naturaleza misma nos enseña que Dios le ha dado a la mujer un cubrimiento natural y honroso, su cabello largo. Y al hombre le ha hecho saber que su cabello tiene que cortarse porque el cabello largo le es deshonroso. Destruye su masculinidad y autoridad.
Entonces, ¿qué más se necesita para convencer a toda mujer cristiana que es necesario usar el velo como un cubrimiento? La creación lo apoya, los ángeles lo aprueban, y la naturaleza lo enseña. ¿Qué más se necesita?
Con todo, Pablo dice que si alguno quiere contender sobre esta enseñanza la costumbre de las iglesias apostólicas la apoya también. No tenían la costumbre de dejar que las mujeres anduvieran sin el velo.


Preguntas comunes acerca del velo

1. ¿Quiénes deben usar el velo? ¿Acaso es sólo para las mujeres casadas o es también para todas las hermanas?

Del contexto de este capítulo podemos notar que esta enseñanza es concerniente a la mujer en su relación con la iglesia. Es por eso que toda mujer cristiana debe cubrirse, sea casada o soltera. Aquí no se refiere solamente a la mujer casada, pues dice: "el varón" y "la mujer". No dice: "el marido" y "la esposa". Tertuliano (160–222 d.c.) escribe: "Te ruego, seas tú madre, o hermana, o hija virgen, cubre tu cabeza".

2. ¿Cuándo es que la mujer se debe cubrir? ¿En los cultos solamente? ¿cuando ora o profetiza? ¿o todo el día?

Recuerde que el propósito del velo es representar la sujeción de la mujer cristiana a su cabeza. Ya que esa relación entre el hombre y la mujer no cambia, a ella le conviene llevar el velo todo el tiempo. Además, su relación con Dios también es constante. La mujer cristiana debe estar dispuesta a orar a Dios y testificar de él en todo tiempo.13 Al llevar puesto el velo ella siempre goza del privilegio de participar en esas actividades espirituales en todo momento. Si ella estuviera en rebelión contra Dios en cuanto a esta doctrina bíblica, aunque sea por una hora, entonces perdería ese privilegio.

Leamos el testimonio de dos líderes de la iglesia primitiva:

¿Qué hará la mujer cristiana si descuidara esta ordenanza? ¿Callará la oración espontánea de agradecimiento? ¿Se enfrentará a la tentación sin el arma de la oración? ¿Dejará de cumplir con su Señor, privando a un alma necesitada de un testimonio? ¿Desafiará al Señor y menospreciará su mandato, orando y testificando sin el velo? ¿Deshonrará a su Señor o usará el velo durante todo el día para así encontrarse todo el tiempo en comunión con su Dios, dispuesta para testificar?
—Crisóstomo (344–407 d.c.)
Pero amonestamos a las mujeres que no dejen esta disciplina del velo ni por un momento, ni siquiera por una hora.
—Tertuliano (160–222 d.c.)
Además, el velo debe llevarse todo el tiempo por causa de los ángeles. La mujer cristiana necesita de su presencia y protección continuamente; no sabe en qué momento se acercará cualquier peligro o amenaza.
En conclusión, el ejemplo del cabello también enseña que la mujer cristiana debe llevar el velo en todo momento. El cabello no puede ser quitado y puesto a voluntad, por ejemplo, sólo para los cultos. Si el cabello fuera el cubrimiento al que Pablo se refiere en los versículos 3–7 entonces todos los hombres debieran ser calvos. Pablo escribe: "Si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello" (v. 6). Esto quiere decir que o bien está cortado el cabello o no se corta. Si estuviera cortado, que no se ponga el velo. Mientras no esté cortado, que se cubra en todo momento.

3. ¿Qué clase de velo se debe usar? ¿Acaso la mujer cristiana puede escoger cualquier pañuelo para cubrirse?

La Biblia no enseña alguna forma o algún patrón específico para el velo. Pero pensando en el significado espiritual que tiene el mismo concluimos que no debe ser un sombrero, una gorra, o un pañuelo cualquiera como se usan en el mundo. De esa manera perdería su significado; no sería entonces una "señal de autoridad". El velo de la mujer cristiana debe ser distinto a cualquier otro cubrimiento.
El peinado, el vestido, y el comportamiento de la mujer cristiana deben concordar con el uso de su velo. Los peinados ostentosos, la ropa inmodesta, o la conducta desvergonzada destruyen lo que el velo representa.14 Para que el uso del velo sea de provecho para la mujer cristiana, la iglesia, y la sociedad, tiene que acompañarse de modestia, pudor, y decoro cristiano. De esa manera se convierte en un testimonio poderoso del plan de Dios para la humanidad. Sin embargo, cuando el velo es llevado por una mujer de mal carácter se convierte entonces en una vergüenza al nombre de Dios. El velo no puede cambiar el corazón de la mujer.

4. ¿Acaso no será el cabello el velo?

Muchos han rechazado el velo, diciendo: "El apóstol dice en el versículo 15 que el cabello es el velo. Entonces no se necesita otro cubrimiento."
Si usted lee los versículos 4–7 cuidadosamente notará que Pablo habla de dos cosas distintas, el cabello y el velo. "Si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello" (v. 6). ¿Acaso usaría la palabra "también" si hablara sólo de una cosa? Si en este caso el cabello fuera el velo, cuando ella se descubre ya no tendría cabello para cortar. También notamos que el velo que se menciona en estos versículos es algo que se puede poner y quitar, lo cual no se puede hacer con el cabello.
Ya notamos que el apóstol usó el ejemplo del cabello (el velo natural que Dios le ha dado a toda mujer) para comprobar la necesidad del uso de otro velo (un símbolo de lo espiritual y un cubrimiento para el cabello). Es triste ver que lo que él dijo para apoyar esta ordenanza haya sido torcido por algunos para destruir la misma.15
Además, en el idioma original que fue escrito el Nuevo Testamento, en griego, este pasaje emplea dos palabras distintas. La primera se usa en los versículos 5–6 y la otra en el versículo 15. La primera (katakalupto), que se traduce como cubrirse, quiere decir "cubrirse plenamente, velar, esconder". Esta palabra se refiere al velo artificial que simboliza la sumisión de la mujer y se manifiesta cuando ella cubre el velo natural, el cabello. Y la otra palabra (peribolaion), que se traduce velo en el versículo 15, se refiere al velo natural que Dios le ha dado a toda mujer. Si el velo del versículo 15 fuera el mismo velo de los versículos 5–6, ¿no se usaría una sola palabra en vez de dos? ¿No queda claro que se refiere a dos cubrimientos, uno simbólico y el otro natural? Claro que sí.

5. ¿Qué autoridad tiene este pasaje bíblico?

Otros que no aceptan la enseñanza de este pasaje tuercen también el versículo 16 que dice: "Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios". Estos "indoctos e inconstantes" piensan que lo que Pablo dice aquí es que si alguno no quiere recibir esta doctrina, está bien, no hay problema. Ellos dan a entender que la misma no se practicaba en ninguna de las iglesias de Dios. Algunos hasta se atreven a decir que no es obligatorio, sino que es algo que pertenece a la opción de cada persona.
Pero, ¿cómo es que podemos hablar así de la santa palabra de nuestro Dios? ¿Acaso habla Dios en vano? Él no hubiera inspirado a Pablo a escribir las instrucciones de la primera parte del capítulo para luego desecharlas en el versículo 16. Dios no se contradice.
Lo que quiere decir este versículo es esto: "Si alguno quiere oponerse a esta ordenanza, sepa que las iglesias de Dios no tienen tal costumbre de que las mujeres anden sin velo." Sí, este pasaje tiene la autoridad divina. Lea otra vez los primeros dos versículos de este capítulo. Además, no olvide lo que aparece en 1 Corintios 14.37–38.

6. ¿No será acaso que este pasaje es tan sólo para los corintios?

Otros dicen que este capítulo fue algo escrito sólo para las mujeres de aquella época en la cultura de Corinto y que ya no tiene vigencia. ¿Acaso ellos podrían decir lo mismo de la última parte del capítulo que habla de la santa cena? Además, al comenzar esta epístola Pablo la dirigió "a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (1 Corintios 1.2). Esto incluye a todos los creyentes de toda época y de toda cultura. Es por eso que Pablo advirtió en la misma carta: "Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor" (1 Corintios 14.37). Recordemos que "toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil ... a fin de que el hombre de Dios sea perfecto" (2 Timoteo 3.16–17).
Notemos también que todas las evidencias citadas por Pablo que apoyan el uso del velo (vv. 8–16) son cosas que tocan igualmente a las mujeres de cualquier época y cualquier cultura: la creación, los ángeles, y la naturaleza. Son cosas que no cambian, no importa el siglo ni el lugar.

7. ¿Qué será de los que no practican esta ordenanza?

Algunos tratan de justificarse, diciendo: "Pero hay tantas iglesias que no requieren el velo, y ellos son buenos cristianos". Otra vez, escuchemos la palabra de Dios. ¿Quién es un "buen cristiano"?
"El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama. El que me ama, mi palabra guardará. El que no me ama, no guarda mis palabras" (Juan 14.21, 23–24).
"El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él" (1 Juan 2.4–5).
Nunca podemos justificarnos de nuestra desobediencia por la desobediencia de otros, ni aun por los así llamados cristianos. El medirse a sí mismo comparándose con otros no es juicioso.16 Puede ser que algunos no practican esta ordenanza por falta de instrucción o falta de entendimiento. Pero a los que niegan y rechazan la sana doctrina de Dios, la Biblia misma les juzga.
"Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.... Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros" (2 Tesalonicenses 2.15; 3.6).
—Felipe Danner

jueves, 5 de septiembre de 2013

VOILE DE LA FEMME

Le voile de la femme


Malgré la recommandation que l’apôtre peut donner aux Corinthiens au début du chapitre 11 quant à leur obéissance, celui-ci doit beaucoup mettre l’accent sur un point important, notamment la relation entre l’homme et la femme, et leur position publique selon l’ordre de la création de Dieu.

On se demande de nos jours, comme ce fut le cas pour plusieurs des croyants de Corinthe à cette époque, comment maintenir les principes de l’ordre de la création dans la sphère spirituelle du service de Dieu sur la terre.

Il semble qu’il y avait là des frères et des soeurs qui pensaient que dans le christianisme ou dans les réunions chrétiennes, on n’avait rien à faire avec l’ordre de la création, parce que les chrétiens appartiennent à un ordre plus élevé. En Christ, il n’y a ni homme ni femme, est-il dit en Galates 3:28, mais ce passage se réfère à la relation de la foi avec le Seigneur, et là effectivement il n’y a pas de différences
entre le frère et la soeur. Par contre, ce que l’apôtre va développer maintenant, c’est que dans la prière (parler à Dieu) et dans la prophétie (parler de la part de Dieu), l’ordre de la création doit être respecté. Prier et prophétiser sont les deux verbes que Paul utilise pour résumer tout le service public de Dieu, comme on le voit en 1 Corinthiens 14 en particulier.

Un cadre très large et important

Au verset 3, Paul place son enseignement dans un contexte très large pour indiquer qu’il ne parle pas ici de futilités, mais que le voile et la longue chevelure de la femme sont un fait dans l’ordre de la création de Dieu. Dans cet ordre, Dieu a institué une certaine hiérarchie (voir le verset 3). Même si les incrédules ne reconnaissent pas les droits du Dieu-Créateur, les chrétiens, eux, puisqu’ils appartiennent au Dieu -
Rédempteur, ont à respecter l’ordre de la création (voir aussi l’argument de la nature au verset 14).

En d’autres termes, notre position dans le domaine de la foi et des bénédictions spirituelles n’annule pas les relations données dans la création. Ainsi, la distinction entre homme et femme, établie là, se maintient dans la sphère spirituelle (prier/prophétiser), d’une façon visible et tangible par le voile. La tête littérale/ physique fait référence à la tête ou chef (headship) que Dieu a institué dans la création et qu’Il maintient dans la rédemption.

L’application

Une femme qui prie ou qui prophétise sans s’être voilé la tête déshonore sa tête morale / spirituelle, l’homme, en ne se soumettant pas à l’ordre de la création de Dieu. Paul montre la folie d’une telle position en disant : si la femme ne se voile pas et ne respecte pas cette distinction, elle se déshonore elle-même de la même façon que si elle se coupait les cheveux. Même si la femme se tait dans les réunions (1 Corinthiens 14:34-35), elle participe au service public – résumé dans les deux verbes prier et prophétiser, et l’application de l’ordre de la création doit être respectée dans cette position publique du témoignage de Dieu sur la terre.

Pourquoi l’homme ne se couvre-t-il pas la tête? Parce qu’il a été placé dans la création comme [l’]image et [la] gloire de Dieu. Justement là où l’homme doit refléter la gloire de Dieu, dans les réunions chrétiennes, il serait inconséquent qu’il se couvre la tête et rende ainsi invisible, au moins d’une façon symbolique, la gloire de Dieu.

La femme, étant [la] gloire de l’homme, se voile pour montrer que [la] gloire de l’homme, donc la femme, ne doit pas se manifester, mais que c’est la gloire de Dieu qui doit être manifestée. En d’autres termes, le voile de la femme manifeste que l’homme ne doit pas chercher sa propre gloire dans l’Assemblée de Dieu ; mais indique que la gloire de l’homme reste cachée, afin que la gloire de Dieu soit manifestée
(1 Corinthiens 14:20).

Comment la femme est-elle la gloire de l’homme? C’est en Genèse 2 que nous est donnée la réponse : nous y trouvons l’ordre chronologique ainsi que l’ordre hiérarchique. L’homme en premier, et puis la femme pour l’homme. Dans Genèse 2:23, nous voyons comment la femme (isha) était la gloire de l’homme (ish), et le reflet de sa propre gloire dans la création.


Les anges

Au verset 10, les anges sont les spectateurs de l’ordre de la création et ont à le garder. En général, ils doivent constater que l’homme déchu ne respecte pas du tout les droits du Dieu-Créateur. Par contre, dans l’Assemblée de Dieu, les anges observent quelque chose de différent : les femmes voilées et les hommes non couverts respectent cet ordre divin. On pourrait objecter : « Mais Dieu ne regarde pas à l’apparence! »

Effectivement, la foi et la jouissance des bénédictions sont une question de coeur. Mais l’ordre de la création se voit d’une façon physique, proclamant bien entendu l’ordre hiérarchique invisible : Dieu - Christ - l’homme.

Dans le contexte de ce chapitre où l’autorité de Dieu est présentée, nous comprenons la signification du verset 10 où le voile est l’expression visible du fait que la femme reconnaît publiquement cette autorité de Dieu (par Christ et par l’homme); une chose qu’Ève n’a pas faite, comme nous le voyons en Genèse 3, avec ses conséquences tragiques. D’ailleurs là, Adam a lui-même transgressé cet ordre.

Qu’il n’en soit pas ainsi dans l’Assemblée de Dieu, qui a été placée sur un terrain d’obéissance (par exemple, 2 Corinthiens 11:2-3
et 10:4-5) !

La liberté chrétienne

La liberté chrétienne, ce n’est pas dire et faire ce que l’on veut, mais faire ce que la nouvelle nature aime faire! C’est-à-dire plaire à Dieu, par l’obéissance de la foi, comme placée sous l’autorité de Christ, y compris la relation entre l’homme et la femme. Quelle libération pour la femme d’avoir la même place que l’homme quant au salut de Dieu ! Mais cette libération ne doit pas permettre une vie dissolue en mettant de côté les distinctions établies dans la création, sous le faux prétexte de la liberté chrétienne. L’ordre de la création doit être respecté et la femme avec les cheveux mis en ordre, couverts par le voile, manifeste sa soumission volontaire à l’ordre de Dieu.

Dans le Seigneur

Le verset 11, où se trouve l’expression « dans le Seigneur », souligne la relation mutuelle de l’homme et de la femme dans les choses de Dieu, donc des choses spirituelles. Dans le domaine de la création comme de la rédemption, dans la lumière maintenant d’un Christ glorifié (verset 3), ainsi que dans le domaine de la rédemption l’homme et la femme sont distingués et occupent chacun une place particulière en rapport avec le témoignage de Dieu sur la terre, tel que vu dans 1 Corinthiens.

La nature

À la fin de ce passage, Paul parle de l’enseignement de la nature. La présence d’une femme non voilée dans la réunion publique était considérée comme une chose malséante. Est-ce que la nature n’enseignait pas qu’une femme avec des cheveux comme ceux d’un homme abolissait la distinction entre homme et femme (de même un homme avec des cheveux longs ou ayant la tête couverte)! La nature a donné la longue chevelure à la femme comme une parure, mais le voile fait ressortir la hiérarchie dans l’ordre de l’autorité.

La coutume

Enfin concernant la coutume : Paul, ainsi que les assemblées de Dieu n’ont pas la coutume de contester ces principes divins, car introduire de nouvelles pratiques et mettre de côté les enseignements de la Parole révèle un esprit d’insoumission et peut-être même de rébellion.

Le monde évangélique, reniant certains principes d’autorité selon Dieu, comme c’était le cas pour toute la chrétienté en général et aussi pour la société (même si on abusait souvent de cette autorité), connaît maintenant un mouvement pour bouleverser cet ordre. Ce bouleversement est une des préparations à l’avènement de l’Antichrist. Que nous soyons gardés dans l’obéissance et la dépendance de notre Seigneur pour Sa gloire et pour notre bénédiction !

PS. Pour clarifier des arguments concernant certains détails, on pourrait étudier l’article qui suit et aussi en discuter, avec les passages de 2 Timothée 3:16 et d’Actes 17:11 devant nous.


Votre frère en Christ, Alfred E. Bouter, Hawkesbury, le 29 décembre 1990.


A suivre

http://66.49.133.254/Library/Documents/da1193.pdf

LE VOILE EST UN SIGNE RELIGIEUX DE PIÉTÉ CHRÉTIENNE

LE VOILE EST UN SIGNE RELIGIEUX DE PIÉTÉ CHRÉTIENNE

La première lettre de Paul aux Corinthiens  est le premier écrit issu des religions monothéistes à avoir lié le voile des femmes à leur relation à Dieu, en avançant des arguments strictement religieux, c’est-à-dire en incluant le voile dans une démonstration théologique. Dans les écritures monothéistes – la Bible hébraïque, le Nouveau Testament et le Coran – seule la première lettre de Paul aux Corinthiens justifie le port du voile par les femmes en l’appliquant aux rapports qu’ont les hommes et les femmes à Dieu.

L’intérêt particulier de ce texte est d’avoir généré tout un discours sur la tenue des femmes et de leur avoir durablement imposé de se couvrir la tête dans tout le monde chrétien alors que le voile des femmes n’était auparavant qu’une pièce de vêtement d’origine païenne localisée dans les villes des pourtours de la Méditerranée aussi bien en Occident qu’en Orient.

À la fin du XXe siècle, dans les pays méditerranéens, en Europe du Sud et en Orient chrétien, ainsi que chez les religieuses des trois grandes confessions chrétiennes, les femmes portaient encore souvent un voile ou un foulard. De nombreux Pères de l’Église, aussi bien en Orient qu’en Occident, ont repris et commenté le texte de Paul pour en garantir la portée législative universelle. Dans le Coran, Dieu dit à Mohammed d’ordonner aux femmes de se couvrir et de rabattre leur vêtement sur leur poitrine pour que les hommes les respectent, mais le texte n’inscrit pas cette démarche dans le rapport que doivent avoir les femmes à la divinité : le voile n’est que social. La coutume, citadine et païenne, du voile des femmes acquiert donc avec Paul (v. 5-15/v. 62-64) un statut religieux qui est le propre du christianisme.

On ferait bien de na pas l’oublier aujourd’hui,  où la question du voile, par le biais des femmes musulmanes pratiquant leur religion avec respect et dévotion, est introduit au coeur du débat politique en France et bouscule, ce dont on ne peut que se réjouir, les diktats de l’intégrisme laïc et républicain  !

Première épître de saint Paul aux Corinthiens, 11 : 2-16 :

"2 Je vous félicite de vous souvenir de moi en toute occasion, et de conserver les traditions telles que je vous les ai transmises. 3 Je veux pourtant que vous sachiez ceci : le chef de tout homme, c’est le Christ ; le chef de la femme, c’est l’homme ; le chef du Christ, c’est Dieu. 4 Tout homme qui prie ou prophétise la tête couverte fait affront à son chef. 5 Mais toute femme qui prie ou prophétise tête nue fait affront à son chef ; car c’est exactement comme si elle était rasée. 6 Si la femme ne porte pas de voile, qu’elle se fasse tondre! Mais si c’est une honte pour une femme d’être tondue ou rasée, qu’elle porte un voile ! 7 L’homme, lui, ne doit pas se voiler la tête : il est l’image et la gloire de Dieu ; mais la femme est la gloire de l’homme. 8 Car ce n’est pas l’homme qui a été tiré de la femme, mais la femme de l’homme, 9 Et l’homme n’a pas été créé pour la femme, mais la femme pour l’homme. 10 Voilà pourquoi la femme doit porter sur la tête la marque de sa dépendance, à cause des anges. 11 Pourtant, la femme est inséparable de l’homme et l’homme de la femme, devant le Seigneur. 12 Car si la femme a été tirée de l’homme, l’homme naît de la femme et tout vient de Dieu. 13 Jugez par vous-mêmes : est-il convenable qu’une femme prie Dieu sans être voilée ? 14 La nature elle-même ne vous enseigne-t-elle pas qu’il est déshonorant pour l’homme de porter les cheveux longs ? 15 Tandis que c’est une gloire pour la femme, car la chevelure lui a été donnée en guise de voile. 16 Et si quelqu’un se plaît à contester, nous n’avons pas cette habitude et les églises de Dieu non plus."


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